Sobre la construcción mental de la realidad (y sexualidad) 7/8

Espíritu y hormonas.

Es evidente que las diferencias sexuales no están moldeadas en piedra. De hecho, la relación entre hormonas y comportamiento es mucho más compleja de lo que hasta hace poco se suponía. Cada vez son mayores las pruebas de que esta relación forma parte de un sistema de causa y efecto de doble sentido; lo que Richard Lewontin, biólogo de la Universidad de Harvard, denomina “un complicado circuito de realimentación entre el pensamiento y la acción”.

Ahora mismo quisiera exponer de la forma más resumida posible como la conciencia crea el “yo”, es decir el ego y este a su vez crea a los miedos y a los deseos. Por eso mencioné que para llegar a la raíz de este asunto se haría necesaria a la filosofía primera: la Metafísica.

Desde hace unos meses estuve leyendo filosofía en general y me topé con filosofía basada en la oriental. Este es un escrito de Eckhart Tolle:

La mente (ego), no es únicamente el pensamiento. Incluye también las emociones y las pautas de reacción inconscientes, tanto mentales como emocionales.

La emoción surge en el momento en que el cuerpo reacciona al pensamiento. Es el reflejo de la mente en el cuerpo.

Toda emoción es una reacción de tu cuerpo cuando hay identificación con el pensamiento. Es decir, cuando dejas de prestar atención al Presente y te sumerges en tus pensamientos. Esta acción es inconsciencia. Por esto, en la iluminación no hay emociones.

Si no puedes sentir tus emociones, si estás desconectado de ellas, acabarás sintiéndolas a un nivel puramente físico, como un problema o síntoma físico.

Esto es cierto y se puede corroborar con la percepción del hambre y del apetito. Yo siento que “me rugen las tripas”, pero es solo una molestia física porque esta respuesta no significa absolutamente nada si mi mente no le da una interpretación. En el apetito (deseo), la mente proyecta la imagen de la comida. Bien, como mencioné también siento deseo, aunque no particularmente intenso, por mi comida favorita (en aquel momento estoy viajando al pasado porque estoy rememorando su sabor y luego me proyecto al futuro), aunque cuando he estado ocupada reflexionando e investigando y me han servido la comida, he salivado, pero no he deseado la comida porque mi mente estaba ocupada. Mi inconsciente en modo automático ejecuta la reacción fisiológica (por experiencia reiterativa), pero no hay deseo porque el deseo solo se articula mediante la mente o ego (la conciencia superficial). ¿Qué sentí? Solo sentí humedad en la cavidad bucal. Solo eso.

Solo existe el deseo si me identifico con el pensamiento y con el cuerpo. Si me distraigo, si me concentró en otro asunto, si decido ser espectadora imparcial la percepción del apetito no existe. Puedo sentir la respuesta física producida por mi inconsciente, pero no procedo a dotarla de significado conscientemente.

Durante mi investigación me topé con algunas trinidades y hace un mes descubrí otra trinidad, pero esta vez la deduje por mi misma. Esta trinidad describe cómo se articula el ego:

a)       Me identifico con mis pensamientos
b)      Me identifico con mi cuerpo
c)       Me identifico con el contexto (coloco mi ego en la situación)

Esta trinidad puede ir en cualquier orden: operar de arriba hacia abajo o de abajo hacia arriba, desde el centro... Si primero te reconoces en el contexto o tú creas el contexto. Al final es lo mismo.

¿Recuerdan el caso de la mujer que no sentía miedo? 

“Luego de años de intentarlo, una sola cosa hizo que SM entrara en pánico. Se sabe que el exceso del dióxido de carbono concentrado en la sangre (que es una señal de sofoco) induce el miedo y el pánico a los individuos más saludables. Incluso entonces, ella describió sus sentimientos como una falta de control e inestabilidad, lo que no necesariamente es un miedo visceral”.

No es que el monóxido de carbono sea el elemento mágico que la asuste, sino que los síntomas fisiológicos reflejos de la asfixia (taquicardia, ahogo, jadeos e inestabilidad) corresponden con las respuestas psicosomáticas del pánico. Lo que hizo esta mujer fue hacer una lectura consciente de estas señales en su propio cuerpo e interpretarlas como miedo, pero sigue sin estar presente la percepción “visceral” de la emoción.

***
 Ni siquiera podía caminar en línea recta sin trastabillar un poco. De repente vi que toda la calle, el cielo y la gente eran cubiertos por un manto de noche. La misma vista de cuando le bajas todo el brillo a tu TV. Primero me figuré que era un eclipse, pero entonces ¿por qué nadie más parecía notarlo y seguían como si nada? A estas alturas, cuando todo a tu alrededor se oscurece, ya deberías estar bien tirado en el piso, pero yo solo me quedé sorprendida expectando. Me puse a evaluar de inmediato: mareos, oscurecimiento, sensación de que mis rodillas se doblan... Vaya, estoy cerca de un desmayo. Le avisé a mi madre y llamó un taxi. Lo curioso es que yo no estaba asustada, solo sorprendida e interesada por experimentar por primera vez cómo era estar cerca de un desmayo. Al momento de sentarme en el vehículo, me tomó apenas un minuto reponerme. Se fue todo el malestar y regresé a casa de lo más normal para echarme a dormir.

También hay otra trinidad importante: la del deseo. Aquí entra a tallar la relación entre sujeto-objeto.

a)       Emoción
b)      Sentimiento
c)       Deseo

Pueden existir sentimientos sin llegar al deseo. Puedo enojarme con alguien, pero no desear golpearle; puedo contemplar la belleza de una flor, pero no desear arrancarla; puedo llorar viendo una película, pero no desear correr a besar la TV o estrellarla.

Hay mucha diferencia entre desear un acto u objeto concreto y desear un concepto abstracto. Ejemplo: desear la felicidad como meta de vida o desear un auto de último modelo. La relación entre el sujeto y el objeto se desarrolla de manera diferente. Es más complejo ir tras un concepto abstracto.

También hay ciertos deseos que en realidad no deseamos.

Por ejemplo: si en este preciso instante se me ocurre de manera aleatoria la idea de tomar un cuchillo y clavárselo en el corazón a mi madre y luego me horrorizó porque mi ego lo ha pensado y me digo “¿Cómo es posible que YO pueda pensar eso? Entonces lo que estoy haciendo es reforzar más a mi ego dándole importancia. Al luchar contra el ego para reprimirlo (la batalla absurda contra el cuento que yo misma inventé) estoy incentivando más el deseo de asesinar a mi madre.

¿Qué pasa aquí? Que al apropiarme de esos pensamientos los refuerzo, luego mi mente produce la emoción de agitación, después al identificarme con mi cuerpo hago la interpretación de “Tengo el impulso de matar a mi madre”. En última instancia, me contextualizó y siento que sí veo un cuchillo o a mi madre inmediatamente no podré evitar asociarles y tendré que ejecutar la acción.

Lo que he descrito es una típica obsesión, que actualmente se conoce como TOC.

El ego es tu actividad mental y sólo puede funcionar mediante el pensamiento constante.

El ego es creado por una identificación inconsciente con la mente. Es el falso Yo. Crees que eres este Yo, cuando en realidad eres Conciencia.

Para el ego, el momento presente no existe. Sólo considera importantes el pasado y el futuro.

Incluso cuando parece que el ego está en el presente, no ve el presente: lo percibe equivocadamente porque lo mira con los ojos del pasado.

O reduce el presente a ser un medio para un fin. Un fin que siempre reside en el futuro proyectado por la mente.

El momento presente contiene la clave de la liberación, pero no puedes encontrar el momento presente mientras seas tu mente.

*****



En otra oportunidad, cuando me asaltaron junto a mi hermana con una pistola (menos mal salimos ilesas) no sentí mucho miedo porque todo me pareció un sueño. Solo observaba al sujeto apuntar con la pistola. Solo observaba...

Sentí el miedo y el alivio después del evento. Lo interesante es que por cosas mucho pequeñas sí que entro en pánico.

Recuerden que el cerebro capta por medio de tres vías (los sentidos, la memoria –en especial la emocional- y la cognición) y luego se procede a la interpretación mental. Pero todo este proceso dura milisegundos y por eso nos brinda esa sensación de inmediatez directa.

Pero, he aquí otro punto importante, no solo basta eso, sino haberse hecho antes una imagen mental del “yo” en aquel escenario con las reacciones emocionales correspondientes. A esto se le llama una proyección en el futuro y también se guarda en la memoria. Debes mentalizarte con el estímulo -respuesta aprendido.

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